Vamos a la playa

Sabemos que somos algo raros, lo que se traduce en el hecho de que hemos estado pensando un buen rato si vale la pena indicar que el Priorato está a “solo” 40 Km de la playa. La verdad es que a nosotros nos cuesta abandonar la paz y tranquilidad de nuestra región para lanzarnos al bullicio de una playa repleta de turistas y con problemas de aparcamiento, por contar sólo un par de problemitas a los que uno se enfrenta cuando quiere ir a pasar un dia “tranquilo” en la playa. Por otra parte, comprendemos que muchos de nuestros huéspedes no quieran perderse las playas de la Costa Dorada o las pequeñas calas cerca del Delta del Ebro. Así pues, si no pueden resistir la tentación de sumergirse en las aguas del Mediterráneo, mejor será que lo hagan en un lugar lo menos turístico posible, como por ejemplo las playas del pueblo Altafulla, a unos 15 Km de Tarragona (en dirección Barcelona). Claro que nadie les impide pasarse por Tarragona y visitar los numeroso vestigios romanos de esta Imperial Tarraco, declarada monumento de la humanidad. El pueblo de Altafulla tiene dos núcleos, el antiguo, coronado por un castillo y digno también de ser visitado con tranquilidad y el centro moderno a lo largo de la playa. Aunque esta modernidad no llegó al extremo de construir grandes edificios a orillas del mar, lo que le confiere un encanto especial y poco común. Da gusto pasearse por la playa larga viendo únicamente casitas de pescadores o arriesgarse a encontrar la preciosa cala “solitaria” entre Altafulla y Torredembarra, a pie del faro. Una cala que todavía no ha sido arruinada y en donde los pinos llegan a la altura de la arena y permiten hacer una siesta, después de haber disfrutado de las aguas templadas y haberse comido unos bocadillos a la sombra (incluso los perros están permitidos en la zona de los pinos). Esta pequeña playa de arena dorada está rodeada de acantilados, algunos de ellos son lugar de encuentro de los jóvenes atrevidos que se arriesgan a saltar directamente del acantilado al agua. A nosotros siempre nos impresiona. Cerca de esta playita se puede visitar una villa romana, una prueba más de que los romanos tenía buen gusto a la hora de elegir su domicilio. Antes de que lo olvidemos, también hay un par de playas “por el otro lado” o sea cerca de la desembocadura del Ebro, justo antes del Delta. No son de arena, pero están unidas por un camino muy bien cuidado y son generalmente solitarias porque hay que caminar para llegar a ellas. La mejor manera de encontrarlas es desde Amposta y La Ampolla. Seguro que se ven en un buen mapa, que es recomendable llevar siempre consigo porque hay carreteritas y puntos únicos en todas partes de la región. Para llegar a estas playas seguir la ruta Falset, Mora, Perelló, Amposta, La Ampolla.