Es un pueblo “vecino” de Torroja a unos 8 Km en dirección Gratallops.
Instalado entre el macizo del Montsant y el de La Figuera es un municipio digno de ser visitado por varios motivos. Uno de ellos es su arquitectura “en vertical” lo que le ha hecho ganar el apodo “la Nueva York” del Priorato, tiene casas al borde del rio con más de 10 pisos, francamente vale la pena mirarlas de cerca, también su antiguo puente sobre el rio Montsant es digno de admiración y como no, la Vilella Baixa ofrece posibilidades interesantes de comer (nuestro predilecto es el restaurante Cal Pep) y de comprar exquisiteces en la carnicería del pueblo (en la calle principal paralela al rio) donde sus dueños hacen ya desde hace siglos sus propios embutidos y sus deliciosos patés de cerdo con hierbas buenas, setas, roquefort, etc. Incluso sus salchichas de Frankfurt son mejores que las alemanas (a las que no les tengo mucha simpatia, por lo insípidas, debo reconocerlo).
Desde la Vilella Baixa se pueden hacer excursiones al Montsant, a La Figuera y continuar incluso hacia Margalef y la Bisbal. También se puede seguir la carretera que lleva a Scala Dei y que transcurre a lo largo de la vertiente más impresionante del Montsant. Total que si uno tiene ganas de pasar todo el dia “haciendo turismo local” pues puede salir de Torroja, visitar Gratallops, la Vilella Baixa, comer en Scala Dei, visitar el pueblo y el monasterio y a final de la tarde ver la puesta de sol desde La Morera. Nosotros lo recomendamos, entre otras muchas cosas, porque es una ruta que permite „ir de compras culinarias” en varios pueblos, una cosa que siempre fascina y enriquece (aunque solo sea el paladar y la cultura culinaria local).
No hablamos de las muchas ermitas que hay en la región, hay que irlas descubriendo, aunque una de las más emblemáticas se encuentra entre Gratallos y la Vilella Baixa, la Ermita de la Consolació, habitada por dos amables monjas y con una vista sobre todo el Priorato.