El rio Ebro y Miravet

En nuestras recomendaciones no nos queremos limitar al Priorato. Seguramente podríamos acabar escribiendo un libro, asi que solo eligiremos los puntos que más nos han gustado hasta ahora, o sea a las excursiones que repetimos año tras año sin nunca llegar a cansarnos. Una de ellas es la salida a Miravet.

Normalmente aprovechamos la ocasión para comprar en Falset que nos viene de paso. Acabada esta “obligación” nos dedicamos al puro placer de ir a visitar una vez más el rio Ebro, pasamos por las afueras de Mora, cruzamos su cauce de aspecto tropical por un moderno puente y seguimos dirección a Gandesa hasta que llegamos a un cruce que ya nos indica Benissanet y Miravet. Aquí el paisaje cambia por completo. Estamos en un vergel de naranjos y frutales de todo tipo, apenas si hay olivos y es que el rio Ebro proteje sus veredas de las heladas. En Torroja no se puede encontrar ni un naranjo por las heladas períodicas, aquí no hay heladas y la vegetación cambia.

Justo antes de entrar en Miravet podremos admirar a la derecha una casa señorial con un aparcamiento prometedor, siempre lleno de coches de todos los tipos y países. ¿Que podría ser? El misterio se desvela justo después de bajar del coche y admirar las primeras jarras monumentales que adornan la entrada. Estamos en el reino de la cerámica y su rey indiscutible es el Sr. Ferran. Su reinado es ya muy antiguo, nosotros nos acordamos del joven “rey” cuando llenaba un horno bajo tierra de cerámica fresca, con la ayuda de su anciana madre, hará más de 40 años. Ahora la familia ha crecido y su palacio alberga un museo de cerámica y la colección de artículos de cocina más extensa que jamás hayamos visto. Y todos estos cachivaches no solo son numerosos como el ejército griego a las puertas de Troya, el número no nos impresionaría, sino fuera por el buen gusto que demuestra la familia Ferran (administrando su reino en tercera generación entretanto) al escoger lo que consideran digno de ser vendido a sus súbditos y admiradores.

Me doy cuenta de que me estoy pasando, asi que dejo de cantar las alabanzas del Sr. Ferran, quien lo quiera comprobar será bienvenido y bien atendido por una familia artesana honrada y dedicada en cuerpo y alma a la cerámica, no sólo con creaciones propias de Miravet (un centro cerámico ya bien conocido y seguro con más productores interesantes que el Sr. Ferran) sino con objetos selectos de toda España. Y a precios que no se pueden conseguir en tiendas parecidas (si no jamás igualadas) en Barcelona, Tarragona o donde sea

Claro que Miravet de por si ya vale un viaje. Este precioso pueblecito empinado a orillas del Ebro tiene unas vistas inigualables sobre el rio, un molino romano, un castillo templario, una barcaza que nos llevará con nuestro vehículo al otro lado del rio (como si estuvieramos cruzando el Orinoco – y se de lo que estoy hablando) y seguramente nos ofrecerá la posibilidad de tomar un barquito para pasar por los estrechos del Ebro en dirección a Benifallet, una excursión impresionante, aunque incierta porque no siempre se encuentra la barca de salida. A veces hay más suerte en sentido contrario, o sea saliendo de Benifallet hacia Miravet. Hay que probarlo.

Quien todavía no tenga suficientes “emociones” puede seguir la ruta hasta Pinar del Rio, en donde encontrará la bodega más “catedralicia” de todas estas tierras, además del restaurante Casa Angel donde se cocina el mejor pescado de la región (sin que me atreva a decir hasta donde llega la región porque no he probado todos los restaurantes hasta el Delta, pero apuesto a que no le falta poco). La antes citada bodega está regentada por cuatro mujeres y se puede admirar en visita guiada (por la tarde después de comer, a las cuatro o las cinco?) Claro que también venden vino, aceite, frutos secos y otras primicias. No se lo pierdan.

Cerca de El Pinar existe una ruta verde que pasa por toda una serie de túneles del antiguo ferrocarril de via estrecha. Los más valientes pueden intentar cruzarlos sin encender la linterna que deberían llevar “por si acaso”, la oscuridad total tiene efectos inesperados sobre cada cual y el solitario paisaje a la salida de cada compensa los sustos.

Horta de Sant Joan (conocida por haber albergado al joven Picasso en un par de ocasiones) tampoco queda lejos y el paisaje que se nos ofrece a borde de carretera es toda una obra de arte. Si uno quiere puede visitar en la misma Horta un minimuseo sobre el pintor.

Emociones de otro tipo se pueden vivir en Corbera de Ebre. Este pueblecito decidió unánimemente no restaurar los daños de la guerra civil y sus habitantes lo abandonaron de mutuo acuerdo, para construir nuevas viviendas al pie de la colina que alberga el pueblo destruido. Una visita a lo que quedó de todo un pueblo después de la guerra nos dejará pensativos y emocionados. Aquí se filmó “El laberinto del fauno” y la verdad es que no pudieron encontrar mejor set para esta película tan distinta.