Al pueblo de Cornudella conducen dos carreteras, una por Scala Dei y Poboleda y la otra por Porrera (más rápida pero menos pintoresca). Cornudella es un municipio como cualquier otro, pero además de ofrecer la oportunidad de hacer unas compras más extensas de lo que se podría hacer en Torroja o Porrera, también es punto de partida para visitar unas cuantas hermitas al pie del Montsant, el pantano de Siurana, a dos kilómetros a la salida del pueblo, con la posibilidad de bañarse en las claras aguas del pantano o alquilar unas canoas para recorrerlo a sus anchas. Pero, sobre todo, es necesario pasar por Cornudella para llegar a Siurana.
El pueblecito de Siurana se halla sobre una roca, para llegar a él es preciso coger un desvio a unos 2 Km. a las afueras de Cornudella en dirección a Prades. El primer desvio está indicado como „Panta Siurana“ y conduce al pantano. El segundo se empina varios kilómetros por entre macizos rocosos hasta llegar a las afueras de Siurana, en donde se debe aparcar el coche para entrar a pie en el pueblo, que, a nuestro parecer, es un conjunto arquitectónico singular y digno de ser visitado con todo detalle. Los paisajes que se abren a ambos lados de este “barco” sobre la roca, son impresionantes y los amantes de la fotografía puede admirarlos a todas épocas del año y a cualquier hora del dia. Nosotros visitamos Siurana a menudo con nuestros huéspedes y amigos y cada vez descubrimos algo nuevo, unas luces sorprendentes, unas nubes a tocar con la mano, unas plantas que crecen dentro de las rocas cual perfectos bonsáis, unas casas encajadas en los peñascos y perfectamente disimuladas en el paisaje, un jardincito insólito. Hay que tomarse tiempo y, si es necesario y el cuerpo lo pide, comer en uno de los tres restaurantes o llevarse un bocadillo para tomárselo sentado en la „proa“ rocosa viendo el pantano directamente en vertical cien metros más abajo.
Y aquí no se ha acabado todo, una vez visto el pueblo, la iglesia románica, las formaciones rocosas sobre el pantano, etc. etc. Y ya de vuelta al aparcamiento, pasaremos por una antigua fortaleza mora en ruinas para, una vez visitada, dirigir nuestros pasos hacia las rocas más empinadas al otro lado del aparcamiento. Alli encontraremos a las “arañas humanas” siempre colgadas de las rocas más ariscas, sin nada más que sus dedos y las puntas de sus zapatos para sujetarse en superficies verticales. Para todo aquel que no sea escalador son un motivo de admiración y suspense. Al parecer el tipo de roca es ideal y Ciurana fue el primer núcleo de escalada en el Priorato, al que han seguido unos cuantos más. De aquí que a la entrada del pueblo haya un camping para los más empedernidos
Este estrecho caminito que conduce a los lugares de escalada, sigue luego descendiendo hasta llegar al rio Siurana antes de su desembocadura en el pantano. Una excursión que bien vale la pena, pues permite bañarse en aguas cristalinas y dejar atrás toda señal de civilización, incluso los escaladores. Nos han contado que se han descubierto unas cuentas pinturas rupestres a lo largo de su cauce, pero que todavía no están catalogadas ni preparadas para visitas de turistas inoportunos. Pues tendremos paciencia y nos mantendremos informados a ver cuando las podremos ir a admirar.
Casi se me olvidaba, antes de llegar al aparcamiento se puede tomar un camino sin asfaltar que conduce a Prades. Es una preciosa excursión para hacerla a pie y asi poder admirar como cambia la vegetación para acabar atravesando bosques de hayas y robles, como nunca se esperarían en un paraje como el Priorato.